miércoles, 20 de febrero de 2008

La Felicidad de un niño :)


Hoy acabo de recordar la felicidad de los niños, sí, esos niños normales que son felices por que alguien les regala un dulce, por que su perro aprende un truco nuevo o por que se encontró algo en el recreo...

Pues ahorita, siendo la hora de mi "pecadillo", me dispuse ir a la maquinita de chucherías del trabajo, después de ver la poca variedad de cosas light, me decidí por unos deliciosos y tentadores chocorroles que me decían "Cómeme a mi", haciendo caso a sus súplicas metí mi monedita de $10, cuando de repente vi que mi futuro chocorrol quedaba atorado...

-Changos!!! ni mis $10 invertidos

Cuando de repente, y con gran sorpresa, no solo cayó mi chocorrol, si no también el que estaba atrás, de mi cara solo salió una enorme sonrisa :D, sentí una felcidad, claro, no sin antes voltear si alguien me había visto...

Las cosas pequeñas y de chocolate pueden hacer a uno muuuuy feliz :)

lunes, 18 de febrero de 2008

martes, 5 de febrero de 2008

Heroismo 532


Alguna vez han añorado tanto un lugar que casi casi se vuelve en una obsesión por algunos días?
Yo pensé ya estar curada de esa obsesión.
Sonará chistoso, pero una canción de Agustín Lara resuena en mi mente desde los 11 años, antes con lágrimas y ahora con alegría.
Sin ganas y casi a la fuerza, dejamos el puerto de Veracruz para irnos a vivir a Mazatlán.
Tan solo tenía 11 años , e implicaba dejar toda mi vida, todo y a todos los que conocía. Tal vez para alguien un cambio de ciudad no se la gran cosa, pero para una adolecente, y no tan fuerte anímicamente sí significó mucho; más de lo que mi mente pudo controlar.
La llegada a Mazatlán fue un comienzo desde cero, vivimos 6 meses en casa de una tía, entré a un colegio mixto y de ser mi familia de solo 4 personas aumento a más.
Nunca habíamos convivido con tíos, primos y demás, así que el que alguien opinara sobre cómo nos educaba mi mamá o como deberíamos de ser sí calaba en lo profundo del corazón.
Toda la vida que conocía, la familia que tenía cambió, se derrumbó.
Solía llorar cuando estaba sola en casa, anhelaba tener a mis amigas cerca, salir a pasear a Plaza Mocambo, jugar en el patio de la casa con mi amiga.
El recibir cartas no bastaba para sentir cubierta la necesidad de una verdadera amistad.
A los 11 años, aunque parezca ridículo, formé una barrera en mi mente que no desaparecería hasta 10 años después, “no volvería a querer a nadie, no me encariñaría con nada ni con nadie, un cambio no me volvería a lastimar de tal manera”, volvería a Veracruz, viviría el resto de mi vida ahí, me casaría con alguien del puerto y mi vida estaría arreglada.
Pero la vida da muchas vueltas, a veces uno hace que las de. Nunca regresé a Veracruz después de que cumplí los 14 años, perdí contacto con todos mis amigos, perdí de mi mente la imagen del puerto.
Hice mi vida en Mazatlán, luchando con mis traumas y recuerdos, recuerdos, solo eso era Veracruz ya para mi, lindos, tristes, no sé. Viví la etapa de la prepa y carrera muy feliz, dejé que mi persona volviera a conocer lo que es la verdadera amistad, conocí al amor de mi vida y eso me arraigó a lo que era mi nueva realidad.
Veracruz? Solo un sueño, un recuerdo, una linda plática.
La ida de Mazatlán a Monterrey fue menos triste, pero aún así hubo lágrimas, pero orgullosamente de alegría, por que había tumbado esa barrera y me permití tener bonitas anécdotas de ahí.
Heroísmo #532 entre Juárez y López Velarde, Col. Hidalgo. Ese pensamiento fue el que me despertó la semana pasada, mi dirección en Veracruz, pero esta vez no fue algo triste, me sentía feliz, con ganas de gritarle a todo mundo que otra vez recordaba mi vida allá sin suspiros si no con ilusión.
Cada día que pasa planeo mis próximas vacaciones allá, le mando fotos a mi esposo, le cuento lo que recuerdo de mi pasado y cada noche hago agradable el momento diciéndoles en mi casa “ya me veo”.
Ahora, 15 años después, con una vida nueva por delante, con un futuro incierto, siguen en mi mente resonando la frase de tan célebre cantautor: “Algún día hasta tus playas lejanas, tendré que volver”.